Pasado San Juan podemos, un año más, hacer recuento de los efectos que crea el ruido de la pirotecnia: animales que se han tirado por el balcón tomados del pánico, animales perdidos que han huido y no se encuentran, animales infartados, animales que han pasado la noche de la verbena con niveles de miedo y ansiedad muy elevados, y un largo etc. que las familias con animales de compañía conocemos y sufrimos cada año.
¿Qué podemos hacer nosotros para ayudarles?
- No exponerlos al ruido. Si sabemos que nuestras mascotas sufren, no las sacamos a ver la fiesta y dejémoslas en casa. Por mucho que intentemos acostumbrar a un animal adulto que ya tiene miedo, exponerlo sólo empeorará los síntomas de angustia. Si se quiere realizar un buen trabajo le recomendamos que contacte con un etólogo.
- Amortiguar el ruido. Los animales sienten más y mejor que nosotros. Ayúdale cerrando ventanas, bajando persianas y poniendo la televisión o radio para camuflar el ruido de fuera.
- Preparar una "zona segura". Poner una manta o una sábana que cubra hasta el suelo sobre una mesa o entre dos sillas para que el animal se pueda refugiar debajo y sentirse en una madriguera segura. El lugar ideal es aquél que elige al animal en momentos de estrés o angustia. Si no tenemos este sitio ubicado, podemos elegirlo nosotros, buscando la habitación más apartada del ruido de fuera. Pondremos agua y comida cerca para que no tenga que salir.
- No regañarle si muestra miedo o llega a hacerse pipí. Lo único que conseguiríamos es aumentarle el nivel de estrés. Nuestras mascotas son animales sociales y es natural que expresen miedo por encontrar consuelo. El pipí es una señal de estrés muy agudo y si se les escapa, debemos ser conscientes de que de verdad no han podido controlarlo.
- Es correcto y muy deseable hacérseles caso y consolarlos si vienen a nosotros. Es lo mismo que haríamos con nuestros hijos. En contra de lo popular, no estamos potenciando conductas ni mal educando. En estos momentos, el animal está intentando gestionar una situación muy dura por él y nosotros le podemos ayudar haciéndole sentir seguro.
- Siempre que sea posible, no dejarlo solo y hacerle compañía en estos días.
- No dejarlo encerrado en lugares donde pueda dañarse: sobre todo balcones ya que en momentos de pánico no se calcula la altura del piso. El estrés y el miedo, al igual que con nosotros, puede hacerles reaccionar de formas que no podemos predecir. Evitar el peligro es siempre correcto en días así.
Es clave prepararnos días antes por ese momento. No dude en preguntar a un etólogo y a su veterinario de confianza.
En algunos casos se puede considerar la medicación pero ¡OJO! hay una confusión que debemos conocer todos. Existe un tipo de medicación que realmente calma y relaja a los animales. Pero hay otra que aparentemente calma al animal pero lo que hace, es sólo paralizarlo. Esto es muy grave porque tenemos al animal igual de ansioso pero con el agravio añadido de que le quitamos la posibilidad de moverse para refugiarse o venir a buscar consuelo. Desgraciadamente, todavía muchos veterinarios no conocen la diferencia y es muy importante informarse de la medicación que nos proponen.